¡Todo de nuevo!
A quién no le ha sucedido... Era dueña y artífice de sus historias. También, de cada uno de los momentos fueran buenos o malos; de eso no había dudas. En ocasiones, hasta había experimentado esa dulce sensación del orgullo prematuro, del placer y la satisfacción de lo logrado por el mérito propio. Sin embargo, hoy aquí estaba, preguntándose cómo era posible que una sola frase lo cambiara todo. Una frase terrible e implacable y que no dejaba lugar a dudas sobre el inminente desastre. Era como la verdad, dolorosa pero necesaria.. Cerró los ojos para mirar muy profundo y muy lejos. Lo revisó todo con la maestría que solo confiere una larga experiencia. Los abrió con la certeza de que era tan necesario como inevitable. Por un momento intentó resistirse, pero reconoció la necesidad de usar una intensidad que solamente se logra desde adentro. Ella había sido esclava de la trama desde sus comienzos; ahora debía reescribirlo todo de nuevo, pero primera persona. Deb